jueves, 9 de mayo de 2013

Librerías de mi barrio.

Hace unos días leía en el blog Lectura Lab la entrada: Las librerías no pueden permanecer obstinadamente en el siglo XX. Si bien es interesante, estos días me he dado una vuelta por las librerías de mi ciudad (estoy siendo generoso al llamarla cuidad ya que estamos en 23.000 habitantes aproximadamente).

En ninguna de ellas hay problemas para encontrar los últimos best sellers, las guías de viaje que aparecen cada año al pasar Semana Santa, las publicaciones de obligada lectura para niños y jóvenes en sus centros de estudios y un metro de estantería de media dedicada a los libros de la región (en nuestro caso dedicadas a los Calçots, La ruta del Císter, y los Castellers 1 y 2).

La pregunta es ¿Qué diferencia a estas librerías de cualquier otra, o de las secciones de libros de las grandes superficies? Pues a parte de la estantería mencionada anteriormente, nada de nada.

Ni innovación, ni apuestas por los autores locales, ni por la autoedición, y desde luego sin estrategia de e-commerce digna de mencionar.

Estamos en un momento complicado, pero no solo para las librerías, lo que venden coches, ropa, viajes, etc. también están en una situación crítica, sin embargo si no hay nada que nos diferencie del resto, si no hay nada que me aporte la librería del barrio comparada con la sección del libros de una gran superficie ¿qué hay de atractivo en ir a comprar allí?.

La cuestión es que estamos bajo un discurso de negatividad en el que hablamos de lo mal que está todo,  de los recortes (brutales y despiadados) del gobierno, de que la gente lo lee... pero no hacemos nada para hacer que la gente tenga el impulso de entrar en nuestra librería, no sacamos la librería a la calle (excepto Sant Jordi), no nos acercamos a los autores locales, que serían capaces por  si solos de llenar la librería una tarde con sus amigos y familiares. En definitiva, quejarnos es el deporte nacional, echar balones fuera parece que sea una materia de primaria porque todos sabemos hacerlo, pero dar un paso adelante para cambiar lo que vemos que ya no funciona no, eso no lo hacemos.

¿Miedo? ¿resignación?

Dicen por ahí que si quieres ver cosas que jamás has visto tendrás que hacer cosas que jamás has hecho.

Tomemos nota.

Abrazos

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