Foto: © María López Medel |
El inicio de curso, después de un largo verano, en una casa con niños siempre es
especial. A la locura inicial de la compra de materiales, actividades
extraescolares y ajuste de horarios (o lo que nosotros llamamos en casa “la
logística escuela”), añadimos el poder encajar los proyectos profesionales que
tenemos los padres, lo que añade más piezas a nuestro Tetris particular.
Cuando se acercaba el mes de junio todo lo relacionado con
la producción editorial en nuestro país cayó en picado, por lo menos la
producción de nuestros clientes. Esta caída afectó a todos los sectores, aunque
cabe destacar el descalabro de la producción de la universidad pública, que no
sorprende dadas las decisiones de nuestro “desgobierno”.
Esta caída también afectó al resto de las editoriales,
excepto a algunas de las de libros de texto, que obligadas por la premura del
inicio del nuevo curso continuaban con su carrera particular.
El verano ha sido tranquilo para la producción en España, aunque
no para otros países que no tienen un parón estival tan pronunciando como el
nuestro; por otra parte, no deja de extrañar que este parón estival se siga
produciendo en tiempos de ajustes económicos.
Lo cierto es que cuando analizábamos esta situación a lo
largo del verano nos daba la sensación de que el parón era mucho más
pronunciado que años anteriores, pero siempre hemos sido conscientes de que
teníamos que esperar al inicio de curso para ver si era una sensación o una
realidad.
Estamos a mediados de septiembre y las noticias de carácter
editorial no dejan de aparecer en los medios. Desde la apertura del La Central en Callao (Madrid), la incursión de
Tusquets (o más bien Planeta) en el mundo editorial, la apuesta de las grandes casas por los éxitos
seguros de cara a la campaña de Navidad, o del crowfunding para los proyectos editoriales como salida para los
nuevos escritores y editores (para ser justos, de esto último se lleva hablando
meses). Además, ya han llegado las carreras por la cercanía de un cada vez más
agonizante Liber (aunque me da la sensación de que las carreras vienen más bien
por la cercanía de la FIL). Parece que todo esto ha hecho que algunas
editoriales se pongan las pilas de nuevo y volvamos a tener montones de
proyectos a inicio de curso.
Por nuestra parte, después de pensarlo en varias ocasiones a
lo largo del año, hemos decidido no estar en Liber con un stand, aunque no nos perderemos la cita. Y lo hemos decidido por
varios motivos:
1.
El precio de Liber cada vez es más prohibitivo
para proyectos como Noufront o ProducciónEditorial.com.
2.
Casi todas las editoriales que asisten mandaran,
en el mejor de los casos, a sus responsables comerciales; no irán ni los
editores ni los responsables editoriales. En definitiva, no irá nadie que tenga
poder de decisión en la editorial.
3.
La decisión de cobrar 30 € de entrada está
echando para atrás a mucho del tejido editorial de Barcelona, más a modo de
protesta que por el precio en sí. No es lógico que si Liber cada año tiene
menos visitas, se ahuyente a parte de los visitantes.
4.
La gran mayoría de nuestros clientes de LATAM
nos convocan en la FIL de Guadalajara. Es una pena, pero hasta los mismos
editores españoles le prestan más atención a la Feria Mexicana que a Liber.
5.
Ediciones Noufront no vende más por estar en
Liber, y no venderemos menos, eso seguro.
Al final, si hacemos números, tenemos que desistir después
de estar en Liber siete de nuestros nueve años de historia. Una pena.
Stand de Producción Editorial en Liber 2011 |
Por otra parte, este inicio de curso nos ha traído nuevas
posibilidades de crecimiento, aunque todas al otro lado del Atlántico. Y aunque
agradecidos por ellas, nos apena ver cómo poco a poco en nuestro país el
pesimismo está contagiando a propios y extraños, y que en vez de buscar
soluciones nos quejamos y contagiamos de pesimismo a todos y cada uno de los
que nos rodean.
Este es nuestro inicio de curso, un inicio con muchas
ilusiones y proyectos, pero también con una buena carga de realismo ante todo
lo que queda por delante. Lo que parece claro es que cada vez más nos tocará
saltar el charco para seguir creciendo, o simplemente para hacer viable nuestro
proyecto, y después apostar por nuestro país todo lo que nos permitan. Con la
misma ilusión y con más fuerza cada día.
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