martes, 3 de abril de 2012

Leer para disfrutar.

En una ocasión alguien despreció mi opinión y mis gustos cuando expresé que yo, personalmente, al cine iba a pasarlo bien, a divertirme, a relajarme y que si me daban a elegir prefería ver la saga de El Padrino, Star Wars o Indiana Jones antes que una película de cine de autor de esas que se hacen en algún país perdido cuyo nombre no sabría pronunciar. En ese momento me convertí en un "inculto para mi interlocutor".
La misma reacción he visto en los lectores que juzgan a otros porque les gusta leer a los escritores de Best Sellers, y los critican ferozmente desde las redes sociales porque esos lectores jamás apreciaran la belleza de Cortazar, o de Kapucinsky...
A parte de que juzgar y criticar es el deporte nacional, y se invierte más tiempo en despedazar al otro que en crecer interiormente, me da la sensación que estamos muy descentrados en ciertos temas.
No hace mucho, un profesor de literatura de un instituto madrileño tenía en el curriculum 10 libros que los alumnos tenían que leer obligatoriamente. Libros clásicos de la literatura, que iban de Azorín a Shakespeare. Este profesor, dado el escaso habito para la lectura que tenían algunos de sus alumnos decidió proponerles que por cada libro de la lista curricular que leyeran (e hicieran el correspondiente trabajo exigido por la asignatura de literatura), podrían sustituir otro de los libros por uno que ellos desearan leer, pero realizando el mismo trabajo en cada lectura.
Esta propuesta no recibió el consenso del departamento de literatura del instituto, por lo que solo tres profesores secundaron la idea, el resto (cuarto más) la desestimaron.
Al final de curso, los alumnos que tuvieron la posibilidad de elegir aquello que querían leer, siempre que antes leyeran uno de los libros de la lista de la asignatura, habían leído una media de 7 libros más que los alumnos de los profesores que no secundaron la prueba.
Muchos de los alumnos que podían elegir libro llegaron a leer 20 libros, los 10 obligatorios y diez más.
Leemos para pasarlo bien, para viajar a lugares en los que puede que no estemos jamás, para vivir aventuras que jamás viviremos y vidas que jamás tendremos. Sea lo que sea lo que leamos el hecho de leer ya nos da un plus, y si bien es cierto que hay ciertas lecturas que todos habríamos deseado no hacer, en mi balanza hay muchas más lecturas satisfactorias que decepcionantes y entre Ken Follet y Zafón, también queda espacio para Cortazar.
Feliz día.

2 comentarios:

Noa Alarcón dijo...

Yo también llevo días pensando en esto, je, je… Con conversaciones con algunos escritores/amigos, que por muy buena fe que tengan acaban en la posición de que solamente es "literatura" lo que ellos dicen que es, y obsesionados por el prestigio de unos cuantos. Y esa es una actitud muy autoritaria, disfrazada de cultura, pero dictatorial al fin y al cabo. Te recomiendo muchísimo que si tienes un rato (o que lo busques por iTunes el podcast) escuches esta conferencia sobre best-sellers de José Antonio Marina. Precisamente la escuché ayer y precisamente hablando de lo mismo ;)

Noa Alarcón dijo...

La conferencia: http://www.march.es/conferencias/anteriores/voz.aspx?id=2824