Hace unos días tenía una conversación con un editor acerca
de los procesos de producción del libro. Su opinión era que el eBook estaba
acabando con todas y cada una de las normas de estilo de la maquetación “bien
hecha”. Que leer en pantalla era, no solo aburrido, sino que además era tedioso
por las múltiples normas de maquetación
que se quedaban por el camino.
Es evidente que muchas de las normas de maquetación están
basadas en la distribución por páginas y la lectura lineal del libro, y eso en
muchas ocasiones, choca de frente con el eBook; le respondí entre café y café
en la preciosa Plaza Mayor de Salamanca.
Al cabo de unos minutos me dijo que el jamás leería nada que
no estuviera impreso. Después de haber mantenido durante más de media hora un
montón de argumentos en contra del eBook y rechazando todas las argumentaciones
de los compañeros de tertulia, reconocía que el jamás había tenido un Reader ni una Tablet en las
manos.
Una de las cuestiones que más me llama la atención en las
conversaciones en las que aparece el eBook es que muchos de los participantes,
sobre todo los que abanderan argumentos en contra de los nuevos libros
electrónicos, es que son personas que jamás han tenido un dispositivo de
lectura electrónica en las manos, que jamás han comprado un libro (ni nada) por
internet, y que declaran que jamás lo harán.
No me considero gurú de nada, Dios me libre, pero un poco de sentido común
creo que tendríamos que tener si al decidir acercarnos al mundo digital como
editores o autores, lo hiciéramos desde la experiencia del usuario. No solo es
necesario que leas un eBook, es necesario que lo busques por internet, que lo
compres, que lo bajes, que lo hagas en diferentes plataformas y si es posible
formatos. Después de eso podrás hablar con la propiedad del que ha estado en
los dos lados de la barrera. Y ya sea que estés a favor o en contra lo estarás desde la experiencia, y eso siempre nos da más pilares donde sostener nuestra teoría y opinión.
Ya hablé acerca de esto en el mes de diciembre, pero me sigue preocupando y mucho que sigamos argumentando desde la teoría de la indignación por el miedo al cambio en un modelo de negocio que está cambiando desde hace años, aunque algunos se empeñen en mirar a otro lado.
Esta pequeña reflexión me lleva a recordar las palabras del
genial Vicente del Bosque (Entrenador de la Selección Española de Fútbol) en la
que aseguraba que en este país hay “40 y tantos millones de seleccionadores que
saben mejor que nadie quien ha de jugar y como hacerlo, los mismo que hay 40 y
tantos millones de presidentes del Gobierno”. Sabemos de todo, y en todo
tenemos razón.
Abrazos familia.
FOTO: Plaza Mayor de Salamanca. Foto tomada el día que sucedía la conversación arriba mencionada.
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